Cómo los célulares hackean tu cerebro

Nuestros smartphones nos permiten – y nos alientan – a estar constantemente conectados con fuentes de información, entretenimiento,  y entre nosotros. Estos dispositivos ponen el mundo al alcance de nuestras manos y rara vez los dejamos de lado. Pero esta cercanía puede tener un costo en nuestros cerebros ocupando nuestra atención, incluso cuando no los estamos usando.

Existen ilimitadas fuentes de información a nuestro alrededor, y nuestros cerebros solo pueden prestarles atención a algunas de ellas, ya que nuestra memoria de trabajo (que se encarga de seleccionar, mantener, y procesar la información importante para la tarea que estamos haciendo) es limitada (¿querés probarlo?: http://opencoglab.org/memtest1).

Entonces, las cosas que nos rodean básicamente compiten por nuestra atención en nuestros cerebros, ¿y quién gana? Bueno, eso depende. A veces le prestamos atención a algo solo por donde está ubicado (algo sobre la mesa le gana a lo que está adentro de la mochila), o porque es importante para lo que estamos haciendo (si esperamos al delivery, estamos más atentos al timbre). Pero, existe otro tipo de estímulos, que son capaces de atraer nuestra atención a pesar de que no estén relacionados con las tareas que estamos haciendo, y el más importante de ellos es nuestro nombre.
Acá es donde entran al ataque nuestros celulares: ya que podemos hacer tantas cosas con ellos, creemos que son importantes para casi todo lo que hacemos en el día a día, y por eso inconscientemente  y de manera automática, les destinamos parte de nuestra atención.

Es más, científicos encontraron que las notificaciones de tu celular, pero no el de otra persona, activa en tu cerebro el mismo sistema de atención involuntario que responde a tu nombre. Cuando estos aparatos se encuentran a nuestra vista, se convierten en prioridad en nuestra atención, desviando parte de nuestros recursos mentales hacia ellos, e incluso pueden hacer que nos vaya peor en ejercicios o que disfrutemos menos alguna actividad.
¿Pero qué pasa cuando no lo estamos usando? Un grupo de investigadores de la Universidad de Austin decidió probar la hipótesis de que nuestros  cerebros deben ocupar parte de nuestra memoria de trabajo en ignorar su presencia. Y para ello les dieron ejercicios mentales a participantes que tenían sus celulares sobre la mesa, guardados en un bolso o en otra habitación, y además les preguntaron cuánto usaban sus teléfonos, es decir, qué tan dependientes de sus celulares consideraban que eran. Las personas que tenían sus celulares en la mesa, no solo tuvieron menos respuestas correctas que el resto, sino que además fueron menos hábiles a la hora de resolver problemas novedosos. Un dato más, las personas que se consideraban más dependientes de sus celulares, fueron las que presentaron mayores mejorías cuando se alejaba su teléfono de ellas, es decir que las personas que más creen que necesitan su celular, son las que más se benefician de su ausencia.


Seguro estás pensando: "¿esto me perjudica en algo". La respuesta es ¡sí!. Un trabajo realizado en la Universidad de California demostró que las personas que leían cerca de su celular tardaban en promedio 6 minutos en distraerse chequeando su smartphone, aunque este no sonara. Un dato más... los estudiantes que usaban Facebook mientras estudiaban sacaron notas más bajas... Ups!!

¿Y vos estudias con tu celu cerca? ¿Chequeás tus redes mientras leés? ¡Contanos tu experiencia!

Fuente: Ward, A. F., Duke, K., Gneezy, A., & Bos, M. W. (2017). Brain drain: the mere presence of one’s own smartphone reduces available cognitive capacity. Journal of the Association for Consumer Research2(2), 140-154

Comentarios

  1. Si toco el piano con el celular a mi lado. Pero
    Hace unos dias descubri que este me diatrae x lo tanto lo alejo. Para continuar con la tarea.

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